jueves, 14 de agosto de 2014

El poder de la chía

Si buscas un alimento que cumpla con las necesidades de nutrir y mantener nuestra energía óptima durante el día. Te recomendamos la chía, una semilla que cumple con los requerimientos. Se puede encontrar en supermercados, mercados naturistas e incluso en productos como galletas y panes.

“Contiene una gran cantidad concentrada de ácido graso omega 3, y más vitamina A y C, comparada con otras semillas oleaginosas”, señala Roger Martínez Pachas, nutricionista clínico y docente.

Por ello, el experto señala que nos ofrece más del doble de hierro comparado con la almendra, el cacao o maní e incluso más calcio que el yogur o la leche. Por eso es fundamental en la dieta de los niños.

“El omega 3 es esencial para el crecimiento y desarrollo. Podemos utilizar la chía como un complemento ideal para la comida de casa”, indica Martínez Pachas.

Además, previene enfermedades del sistema nervioso (Alzheimer, depresión, déficit de atención e hiperactividad) y disminuye el riesgo cardiovascular y síntomas de la artritis.

“Algunos estudios han demostrado que el consumo continuo de chía (hasta tres meses) reduce hasta el 30% los niveles de triglicéridos y colesterol LDL, indica Martínez Pachas. Se puede consumir en desayuno o almuerzos en forma de semilla o en gel (lo remojas en agua 15 minutos) con yogur, jugos de frutas, ensaladas, avena, soya, maca, quinua e incluso pastas. ¡Anímate a probar!

Orígenes

Es originaria de México y de Guatemala. Su nombre científico es “salvia hispánica” y pertenece a la familia de la menta.

Según investigaciones, la semilla de chía comenzó a emplearse en la alimentación hace más de 5000 años. Luego fue cultivada en el Valle de México por las civilizaciones teotihuacanas y toltecas y, finalmente, por los aztecas. Los mayas también tenían cultivos de chía. Se utilizaban las semillas enteras mezcladas en las comidas o emulsionadas con agua, como bebida refrescante, o prensadas para obtener su aceite. Era un alimento valioso para los guerreros, por su condición energizante. Desgraciadamente (al igual que la quinoa, alimento indispensable de la cultura inca), los cultivos de chía fueron destruidos por los españoles. Hoy en día, después de muchos años, la chía vuelve a recobrar su papel protagonista en la nutrición.

Fuente de antioxidantes

Además de ácidos grasos esenciales, las semillas de Chía poseen una importante cantidad de antioxidantes, especialmente, flavonoides. Su riqueza en antioxidantes permite que el aceite y la harina de Chía se conserven durante largos períodos de tiempo sin enranciarse, por lo que los Mayas almacenaban estos productos sin ningún tipo de conservante.

Los antioxidantes más importantes que podemos encontrar en estas semillas son: el ácido clorogénico, el ácido cafeíco, la miricetina, el kaempferol, la quercitina, el betacaroteno (vitamina E) y el tocoferol (vitamina E).

Los antioxidantes aportan múltiples beneficios al organismo; su función principal es eliminar los radicales libres que se producen como resultado de la oxidación celular. Un número limitado y controlado de estos elementos resulta beneficioso para el organismo, por el papel que desempeñan en el organismo dentro del sistema inmunológico, dado que son capaces de eliminar microorganismos patógenos. Cuando el número de radicales libres aumenta y se inestabiliza produce resultados negativos. Así, por ejemplo, se ha visto la relación que existe entre estas moléculas y ciertas enfermedades de carácter degenerativo, como alteraciones del aparato circulatorio, del sistema nervioso y otras enfermedades graves o el envejecimiento precoz. Estos resultados negativos se producen porque los radicales libres alteran el ADN de las células, impidiendo la renovación celular o alterando su normal funcionamiento.






Beneficios

Es la mayor fuente de ácidos omega-3 de origen vegetal. Contiene antioxidantes, proteínas, aminoácidos, vitaminas, minerales y fibra.

Es energética:

Ayuda a controlar los niveles de colesterol y de azúcar y la tensión arterial. Facilita la digestión. Colabora en el mantenimiento de una buena salud cardiovascular.

Reducen los antojos y nos hacen sentirnos llenos más rápido, debido a que absorben 10 veces su peso en agua, formando un gel voluminoso que es el que produce la sensación de saciedad. Se recomienda un consumo diario de 15 a 25 gramos.

Cómo consumir la chía:

La clásica agua de chía se elabora remojando una taza de semillas en medio litro de agua, luego se agrega media taza de jugo de limón, una taza de azúcar y dos litros y medio de agua.

En el momento de servir, se debe de remover con una cuchara grande para repartir las semillas de manera uniforme. Es una bebida refrescante y digestiva.

Hay muchas otras formas de prepararla. Se puede mezclar con yogurt, espolvorear sobre ensaladas o platos de fruta, para agregar textura y nutrientes. También se puede incorporar, tanto entera como molida, a panes, galletas y barritas energéticas. Cuando se elabora repostería con chía, hay que tomar en cuenta que estas semillas necesitan más minutos de horneado.



QUICKIE

Por su alto contenido en proteínas, la semilla de Chía ayuda a construir y regenerar músculos y tejidos. Ideal para deportistas y etapas de crecimiento.

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