Las semillas de chía son alimentos poderosos en fibras, antioxidantes, calcio, proteínas y ácidos grasos omega 3 de origen vegetal (ácido alfa-linolénico) conocido con las siglas ALA. Tienen un efecto de saciedad ya que absorben diez veces su peso en agua que forma un gel voluminoso lo que ayuda a sentirse satisfecho.
Falta de omega 3. Pero lo interesante de esto es que de acuerdo a los resultados de un proyecto cuyo objetivo fue analizar la presencia de ácidos grasos Omega 3 en especial DHA en la leche materna alimentadas con aceite de chía durante el embarazo y los seis primeros meses de lactancia se decidió hacer este estudio por los bajos índices de consumo de ácidos grasos Omega 3 en la población, explicó Rodrigo Valenzuela, nutricionista-dietista y profesor Asistente de la Escuela de Nutrición y Dietética en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
En mujeres embarazadas. El profesional expresó estar sorprendido, porque las mujeres consumen muy poco pescado u otras fuentes de Omega 3, situación que se refleja en los glóbulos rojos o leche materna. Sin embargo el aceite de chía es un aceite vegetal que puede consumirse en la etapa del embarazo, ya que además de ser una fuente de omega 3, otros estudios reflejaron que este ácido ayuda a reducir la inflamación y promover la piel sana, la salud del corazón y la integridad celular. Además que se dice que las gestantes deben suplementar sus dietas con ácidos grasos esenciales, porque son fundamentales para el adecuado crecimiento y desarrollo del bebé, sobretodo en el desarrollo de la actividad neuronal.
¿Cuánto necesitas?. El profesional recomendó un consumo que corresponda al 2% de las calorías totales ingeridas por las mujeres embarazadas, porque se deben cubrir las recomendaciones establecidas.
¿Por qué consumir?. Para la población en general es importante consumir este ácido graso ya que el organismo no es capaz de fabricarlo por su propia cuenta. Respecto a los efectos que existen sobre no consumir Omega 3 y Omega 6 , el profesional aseguró que es muy raro que una persona no los consuman y que si bien hay casos de niños con una baja ingesta, estos presentaron alteraciones dermatológicas y neurológicas. Pero el problema radica que en la dieta occidental se los ingiere al revés, lo que genera un desbalance nutricional.
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