Las aceitunas son conocidas por su sabor delicioso, pero también por su alto contenido en grasa. Sin embargo, el 75 por ciento de los lípidos que encierran consisten en ácidos grasos monoinsaturados, los cuales permiten bajar la tasa de colesterol total y nocivo en la sangre. Esto es asociado a tener menos probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Asimismo, las aceitunas son una fuente rica de antioxidantes, los cuales son compuestos que protegen las células del cuerpo de los daños causados por los radicales libres. Sin embargo, la variedad, la madurez y la conservación de las aceitunas son factores que influyen su contenido en antioxidantes. De hecho, la aceituna negra contiene más compuestos fenólicos que la verde, lo que le provee mayores propiedades antioxidantes.
Por otro lado, las aceitunas contienen gran cantidad de hierro. Este mineral es esencial para el transporte de oxígeno y para la formación de los glóbulos rojos en la sangre. También participa en la fabricación de nuevas células, hormonas y neurotransmisores.
En cuanto a la aceituna en lata, es una fuente rica de cobre, el cual es necesario para la formación de hemoglobina y colágeno en el organismo.
Finalmente, la aceituna verde contiene una gran cantidad de vitamina E, la cual protege la membrana celular de los glóbulos rojos y blancos del cuerpo.
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Las aceitunas son un alimento altamente saciante, lo que permite mantener el peso. Son generalmente consumidas en el aperitivo, lo que ayuda a controlar el hambre. De hecho, un consumo moderado, es decir, 7 a 8 aceitunas, evita que engordemos. Ingerir esta cantidad de aceitunas antes de comer reduce el apetito en un 20 por ciento . Asimismo, los ácidos grasos monoinsaturados que contienen ralentizan la digestión y estimulan la hormona colecistoquinina, la cual envía mensajes de saciedad al cerebro.
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