La cistitis es un tipo de infección del tracto urinario; generalmente, se produce en la vejiga. Estas infecciones están provocadas por la presencia y proliferación de microorganismos en dicha zona. Su invasión de los tejidos provoca lesiones y libera toxinas que pueden resultar nocivas para el organismo.
Dependiendo de su localización, se puede hablar de infecciones altas o bajas; si se localiza en la vejiga (cistitis), en la próstata (prostatitis) o en la uretra, estaremos ante una infección del tracto urinario baja. Si la infección afecta al riñón (pielonefritis) nos referiremos a una infección alta.
La infección del tracto urinario, después de la respiratoria, es la segunda infección más frecuente en España y su incidencia es mayor en mujeres.
Se estima que cuatro de cada 10 mujeres padece algún episodio de cistitis a lo largo de su vida. Y, de ellas, casi un 30 por ciento sufren casos de cistitis recurrente, con tres o más infecciones en un año.
A partir de los 17 años, las cistitis recurrentes son más frecuentes, coincidiendo con el inicio de las relaciones sexuales.
Durante la época fértil de la mujer, las cifras se mantienen elevadas y se incrementan en la menopausia debido a modificaciones de la flora vaginal; a mayor edad menor frecuencia de infecciones.
E.Coli, la causa
La bacteria E. Coli es la responsable del 75 por ciento de los casos de infecciones de orina.
“Esta bacteria es la causante principal de la cistitis; lo que hace es unirse a la pared de la vejiga a través de unos pelos o filamentos y esa unión es la que produce una serie de toxinas, los responsables de la sintomatología clásica de la cistitis: picor, dolor de orina, escozor…”, asegura Eduardo González, asesor médico de Cinfa.
La contaminación por E. Coli se produce frecuentemente por el contacto de estas zonas con restos de heces. Asimismo, se trata de patologías más frecuentes en época estival, ya que la humedad posterior a los baños en piscinas, playas… favorece el crecimiento de las bacterias.
Síntomas
La adhesión de las bacterias a la pared de la vejiga produce diferentes toxinas, causantes de los síntomas de la cistitis:
• Presión en la parte inferior de la pelvis.
• Dolor o escozor al orinar.
• Necesidad frecuente de ir al baño.
• Micciones escasas.
• Necesidad de orinar durante la noche.
• Orina turbia o maloliente acompañada de sangre.
• Dispareunia: relación sexual dolorosa.
Tratamiento
A pesar de que los casos más leves de cistitis pueden curarse sin el uso de medicación, en la mayoría de ocasiones, es necesario suministrar antibióticos para evitar así que la infección vaya a más.
Dicho tratamiento puede conllevar la aparición de resistencias por parte de las bacterias, que se hacen más fuertes frente al efecto de los antibióticos y progresivamente se inmunizan frente a su acción.
Por esta razón, cada vez es más frecuente recurrir a nuevas estrategias para tratar las distintas infecciones. Así, en el caso de la cistitis, el arándano rojo americano se ha posicionado como una medida para su prevención, y orientado a disminuir la recurrencia de este problema.
Prevención
• Ingerir al menos 1,5 litros de líquido al día.
• Consumir diariamente unas unidades de arándano rojo al día.
• Procurar orinar con frecuencia.
• Usar jabones neutros en la limpieza de la zona íntima.
• Ir al servicio antes y después de mantener relaciones sexuales.
• Escoger la ducha frente al baño en la higiene diaria.
• No permanecer con el bañador húmedo.
• Utilizar ropa interior de algodón y evitar prendas ajustadas.
• Reconsiderar el uso del diafragma y los tampones.