martes, 17 de mayo de 2016

San Pedro, el alucinógeno que nadie conoce ¿o no?


LO QUE SE VIVE

Cuando una persona alucina vive fenómenos psicóticos debido a que tiene una alteración mental importante entre ella y su relación con los demás. El medioambiente y las personas que lo rodean podrían resultar dañados.

El consumo de drogas definitivamente no es algo alejado de la realidad de Sucre, pero lo poco que se sabe es del uso de drogas no tan conocidas como la marihuana, la cocaína o las metanfetaminas; éstas son tan accesibles que se las puede tener en el jardín de la casa, comprar en el mercado o conseguir en un paseo porque son plantas que se consumen con fines alucinógenos, como el San Pedro.

El origen natural del San Pedro, un tipo de cactus que se vende y consume de manera casi desapercibida por su sutil manejo, y la falta de un estudio cabal que identifique sus efectos a mediano y largo plazo hace que algunos consumidores justifiquen su uso porque no sienten que les cree dependencia alguna; sin embargo ¿qué es lo que sucede en el organismo cuando se consume un alucinógeno?

Lo que suele suceder y no se debería ignorar, es que las alucinaciones pueden ser peligrosas psicológica como orgánicamente. “Parecería esta manifestación algo distraccional, pero lamentablemente este efecto no es distraccional”, comenta el docente especializado en toxicología de la Universidad San Francisco Xavier, José Luis Arrázola.

Explica que cuando una persona alucina vive fenómenos psicóticos debido a que tiene una alteración mental importante entre ella y su relación con los demás. El medioambiente y las personas que lo rodean podrían resultar dañados además de su mismo cuerpo.

En el organismo, lo que generan los alucinógenos debido a su composición química, son alteraciones cardiacas como la taquicardia o la elevación abrupta de la presión arterial. Esas reacciones, en una persona que consume otras sustancias, medicamentos o que tiene antecedentes chagásicos o de problemas del corazón podrían generar riesgos cerebrales o incluso llevar a riesgo de muerte, indica el docente consultado por CORREO DEL SUR.

Aunque esas son las características comunes de las reacciones a los alucinógenos, no existe un estudio real del nivel de consumo del San Pedro o de otro tipo de alucinógenos naturales, una situación que según Arrázola se debería abordar para que en cuanto se sepa del uso de alguna planta como droga se especifique su origen, especie y características del consumidor.

Actualmente el San Pedro es una planta que se vende en puestos del Mercado Campesino a módicos precios, desde Bs 5, sin que muchas veces los vendedores sepan –o al menos dicen no saber– para qué se usa.

En uno de los puestos del sector conocido como de “las brujas”, el propietario de uno de ellos, sin querer dar datos personales, comenta que a los que ve frecuentemente preguntar por el San Pedro son “gringos”, turistas que buscan la planta y que a veces al no encontrar se van a buscar por Yotala, explica con algo de recelo.

En una visita por este medio, al menos cinco puestos del Mercado Campesino dijeron que sí venden la planta, pero que en ese momento no la tenían porque se les había acabado. Se aprovisionan gracias a las visitas de algunas personas del lado de Yotala y de Las Palmas que llevan la planta ya cortada en pedazos robustos de casi unos diez centímetros de acuerdo con lo que ellos mismos describen, aunque no quisieron precisar la frecuencia de sus proveedores, dijeron que no es muy seguido.

Una joven vendedora que reemplazaba por algunas semanas a sus familiares en su puesto del Mercado cuenta que en su caso la mayor parte de la gente que le pregunta por la planta es joven y no parece del exterior.

Sin embargo, al no encontrar la planta en los mercados, hay personas que acuden a las afueras de la ciudad en busca de esas especies, una situación incluso más riesgosa ya que en el intento de experimentar podrían encontrarse con plantas que les generen cuadros de alergia o intoxicación, advirtió el docente universitario.

Eso sí, no todos los cactus son alucinógenos ni todos los alucinógenos son cactus. De hecho, en Sucre, la psiquiatra Sandra Camacho atendió durante su carrera unos cinco cuadros de psicosis por consumo de floripondio, una planta también de venta relativamente común y sin control sobre el uso que se le busca dar, pero eso merecerá un apartado distinto en esta misma nota.

“SENTÍ QUE ALGO QUERÍA SALIR DE MÍ”
El testimonio de Jorge (nombre ficticio) un joven de entre 20 y 30 años de edad es uno de los muchos que hay respecto al consumo del San Pedro. Si bien lo probó más de una vez, sólo en la primera conoció de sus efectos y pese a que se encontraba manejando su auto durante el proceso, afortunadamente no tuvo ningún incidente.

A través de las experiencias de otros amigos, él mismo reconoce que los efectos dependen mucho del estado de ánimo de la persona, mientras para unos puede ser una experiencia atractiva para otros se asemeja más a una vivencia de temor profundo.

A través de un amigo que buscaba constantemente conseguir el San Pedro y que según él, estaba convencido de su connotación espiritual ligada a su uso en las culturas andinas, llegó a probar una infusión de mescalina, el compuesto del cactus que provoca las alucinaciones.

Su amigo, que posteriormente desarrolló problemas de dependencia a fármacos y unos años después falleció, preparó todo lo necesario para tomar el compuesto, pero no fue luego de más de una hora que les hizo efecto, en ese momento Jorge estaba conduciendo su auto en pleno centro de la ciudad.

Cuenta que sintió como si algo quisiera salir de él y tuvo una sensación de picazón muy fuerte, lo que le provocó temor ya que justo se encontraba manejando por calles céntricas de la ciudad. Afortunadamente no sucedió nada hasta que llegó a un lugar donde podía estacionar.
Ya de vuelta en la casa de su amigo, tomó más de la sustancia junto con otro compañero de ambos.

“Se pasó la picazón y luego comencé a ver cosas raras, no eran cosas que no estaban sino que las veía distintas, eran cosas que estaban físicamente sólo que las veía raro (…) prácticamente agudizó mi vista y mis oídos porque escuchaba caer un alfiler y cosas que usualmente pasan desapercibidas”, cuenta Jorge.

Pero en el caso del tercer invitado la situación fue distinta. Salieron a caminar en busca de comida, se dirigían hacia El Guereo, y en el trayecto los efectos en el amigo que recién había probado la infusión comenzaron y no lo dejaban tranquilo. Los rostros de las personas dejaron de tener ojos y en lugar de eso tenían hoyos negros, les contaba.

Confundía los lugares, por lo que dejaron de caminar y el tercer participante de la experiencia decidió irse.

Según un artículo preparado para CORREO DEL SUR por Arrázola, docente de toxicología, la alucinación se define como una alteración de la neurosensopercepción, es decir la modificación de la realidad interpretada por los sentidos del consumidor de los alucinógenos.

“Los compuestos alucinógenos son variados y conocidos desde tiempos remotos, algunos de ellos tienen origen natural, otros son modificados para su uso y actualmente se reconocen varios alucinógenos sintéticos”, cita el texto.

Arrázola explica que entre los alucinógenos naturales y modificados se conoce a la psilocybina, un compuesto extraído de distintos hongos; la mescalina, extraída de diferentes cactus; la bufotenina, que se encuentra en la secreción de algunos sapos del género bufo; la escopolamina de diferentes fuentes naturales y vegetales; y el LSD (dietil amina del ácido lisérgico) cuya materia prima es el cornezuelo del centeno.

Entre las plantas con principios químicos alucinógenos se encuentran la ayahuasca, el floripondio, el San Pedro, la nuez moscada, el estramonio y la burundanga, esta última muy relacionada con casos de drogadicción con fines delictivos.

EL EFECTO
“No es un efecto rápido como otras sustancias. Entre diez a 20 minutos le toma al cuerpo absorber y en esa evolución, luego de 40 a 60 minutos el paciente empieza a tener, -primero- alteración en la consciencia, a no tener capacidad de raciocinio total, para interpretar ideas y expresarse con otras personas de manera concreta”, detalla el experto en toxicología al concluir que ese síndrome o manifestación se llama ebriedad, aunque no es igual a la alcohólica ni a la cannábica.

En caso de evolucionar más la intoxicación por alucinógeno, tal y como se evidencia en el testimonio, se llega a lo que los toxicómanos le llaman “viaje o vuelo” que es un estado en el que parecen perdidos, presentan un estado de distorsión de la realidad, muy pocos casos de agresividad extrema, en algunos casos una ligera euforia y aparecen las alucinaciones.

De esas hay distintos tipos, las visuales, auditivas y sensitivas, aunque pueden mezclarse como ver colores en la música o colores con sonido; respecto a las sensitivas –como las que se describen en el testimonio– Arrázola dice que son muy difíciles de lograr porque suelen ser propias más bien en casos de cronicidad por consumo de cocaína.

Para el docente de toxicología también es importante que se pueda tener un estudio sobre el consumo de alucinógenos en la ciudad y el país para determinar qué tipo de compuestos se usan más, cómo y cuáles son sus efectos en las personas.

Sucre y el consumo de drogas
“En Sucre hay un alto consumo de marihuana y de cocaína, de hecho la gente con la que he trabajado algunas veces me ha dicho que Bolivia es considerado el país de la marihuana y cocaína entre los consumidores”, comenta el psicólogo clínico Iván Salinas, quien trabajó con pacientes con dependencia a la marihuana, cocaína, pasta base y por supuesto alcohol, un factor común en los pacientes a los que atendió.

Comenta que en sus atenciones ha recibido pacientes que le comentaron que consumieron el San Pedro, pero de manera eventual o paralela a algún otro consumo problemático como: alcohol y San Pedro o marihuana y San Pedro.

Para él, el problema del consumo de sustancias no está sólo en las drogas ilegales sino también en las de consumo permitido como el alcohol, que es legal pero probablemente sea una de las mayores causas de problemas sociales y familiares en el país.

Sin embargo, considera que para determinar el grado de afectación que pueda generar el San Pedro, del cual no conoció casos de dependencia, se debe trabajar en un estudio de los efectos no sólo inmediatos sino también a mediano y largo plazo, además con una mirada integral, desde el aspecto sociológico, antropológico, médico, de salud pública y demás.

“Digamos que probé (una droga), pero no me alteró de manera que me convierta en un adicto, pero hay otras personas a las que sí, eso mismo se convierte en un problema; a veces se convierte en la puerta para otros consumos, tal vez no de la misma sustancia (sino) tal vez de otras”, cuestiona abiertamente como una muestra de que es necesario conocer a través de un estudio el grado de consumo en el medio.

“Por eso con la marihuana se habla de que más de ser una droga que altere la neurología, aunque se ha probado que sí tiene efecto, es como una droga puerta porque algunas personas cuando la prueban se enganchan a probar otras cosas”, comenta.

Para Salinas es importante determinar si realmente existe algún grado de adicción en las personas que consumen esa sustancia de manera continua y si ese consumo genera consecuencias perjudiciales en su vida personal, en su trabajo, situaciones legales y otras.

Sin embargo, más allá de una adicción, los efectos de los alucinógenos sí generan consecuencias en los consumidores para su salud, sus relaciones con el mundo y las demás personas, sus emociones y forma de vida, ya sean temporal, experimental o de consumo continuo, como se explica anteriormente.

Floripondio y algunos cuadros psicóticos en jóvenes
La psiquiatra Sandra Camacho, con 12 años de carrera ha atendido durante su trabajo casos de jóvenes con cuadros psicóticos a causa del consumo experimental del floripondio. Aunque han sido aproximadamente unos cinco los cuadros que atendió, recuerda que algunos incluso merecieron tratamiento con medicación de por medio para restablecerse.

Aunque el consumo de esa planta no fue por su efecto alucinógeno, sino por ser conocida como abortivo, las jóvenes llegaron a tener alucinaciones, un estado de agitación psicomotriz y un estado de ansiedad de manera que terminaron consultando a un psiquiatra ya sea en consulta privada o en el Instituto Psiquiátrico Gregorio Pacheco, en el cual Camacho también desempeña funciones.

“En los casos (que atendí) consumieron una vez probablemente en exceso lo que les provocó el brote psicótico marcado que provocó incluso su internación, pero cuando este consumo (de alucinógenos) es cotidiano o por mucho tiempo se puede producir daño a nivel neuronal”, detalla Camacho, quien no conoció casos de consumo de San Pedro.

A nivel general la recuperación de los pacientes que consumen ese tipo de sustancias depende del daño que se ha causado y si es que se llegó a una intoxicación por la sustancia, ahí se podría ver daños a órganos como el hígado o riñones que son los primeros en ser afectados en esos casos, pero todo depende de la cantidad de la sustancia que se consume o el tiempo.

Camacho explicó que como en los casos que atendió por consumo de floripondio las jóvenes lo habían sólo lo habían ingerido esa única vez, su organismo pudo recuperarse del daño y actualmente ya incluso están sin medicación, empero precisa que si el consumo sería permanente, las consecuencias serían distintas.

Al mercado
El San Pedro es una planta que se encuentra originalmente en países andinos. Su compuesto, la mescalina, es el que genera alucinaciones; sin embargo, la planta hoy en día incluso se vende en puestos del Mercado Campesino a módicos precios. Vendedores comentan que a veces son gringos los que preguntan por ella.

Comentario
"En Sucre hay un alto consumo de marihuana y de cocaína, de hecho la gente con la que he trabajado algunas veces me ha dicho que Bolivia es considerado el país de la marihuana y cocaína entre los consumidores”.
Iván Salinas
Psicólogo

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