domingo, 15 de marzo de 2015

Santa Cruz Medicina tradicional se abre paso en la capital

Las largas filas y la desesperación de personas aquejadas son similares a las de cualquier hospital público de la ciudad. Sin embargo, se trata de un domicilio donde se ha improvisado un consultorio de medicina natural y donde la persona que asiste a los enfermos no es precisamente un médico profesional, sino un hombre de 53 años de edad que heredó el don de su padre para curar fracturas y otras alteraciones en los huesos .

Él es don Isaías Ávalos, un hombre natural de Vallegrande, quien se crió viendo a su padre entablillando o vendando a las personas que sufrieron algún tipo de dolencias en los huesos.

El don de sanar fracturas sin cirugías. Hoy este don le permite sustentar a su familia en el barrio Tropical, ubicado entre el cuarto y quinto anillo de la zona norte de la capital, donde ha instalado un precario consultorio.

Solo con la ayuda de unas vendas, resinas de cuchi, que el mismo extrae de esta planta medicinal, el hombre es capaz de aliviar o sanar el dolor de fracturas o contracturas, como bien puede hacerlo un quiropráctico, sin la necesidad de una cirugía.

"No puedo decir que tengo un secreto para hacerlo y tampoco tengo una respuesta para explicar cómo lo logro, pues heredé el don que Dios le dio a mi padre. Puedo decir que es la mejor herencia que él me dejó", dice el hombre a quien le basta pulsar la parte del cuerpo que el paciente tiene afectado para ponerla en su lugar a través de fricciones. La resina de cuchi después hace lo suyo, nos dice.

Si bien el hombre no tiene una tarifa establecida para cobrar a sus pacientes, afirma que cobra de acuerdo a la posibilidad económica que tengan las personas que lo frecuentan. "Aunque mi trabajo está dirigido a personas de escasos recursos que no tienen la posibilidad de acudir a un servicio privado, puedo decir que soy bendecido con mi trabajo, pues aquí vienen desde personas que no tienen un peso para pagar una consulta hasta altos ejecutivos o futbolistas que vienen a sugerencia de otras personas que dan fe de mi trabajo", dice el también llamado "huesero de la 40".

Un testimonio similar es el que da el señor Abraham Vargas Pantoja, pues se ha consolidado como uno de los fisioterapeutas más preferidos por los futbolistas y personas particulares que acuden a su consultorio para tratar problemas musculares y relacionados a los huesos.

Sin embargo, el hombre aún recuerda aquellas intervenciones que hacía a los jugadores que se lesionaban, con alcohol o vaselina.

Hoy el hombre complementa su sabiduría nata con el conocimiento que adquirió en cursos técnicos y profesionales de fisioterapia. Actualmente, tiene un moderno consultorio para realizar fisioterapia a sus pacientes aunque no deja de lado sus prácticas artesanales y naturales que lo han caracterizado y le han hecho acreedor de su fama.

El sector se articula y se organiza. Historias similares son muchas en la ciudad y en todo el departamento, pues solo el Departamento de Registro y Fiscalización de Medicina Tradicional del Servicio Departamental de Salud, (Sedes), tiene registrado cerca de 500 médicos tradicionales, entre médicos, naturistas y parteras, que realizan trabajos ligados a la salud de manera empírica y conocimientos innatos.
No obstante, estima que este número pueda ampliarse tomando en cuenta que mediante ley se está llevando a cabo un proceso de articulación entre la medicina tradicional y académica.

La demanda es igual a la que tiene el sector profesional. "No intentamos suplantar a los médicos que tienen una formación académica, pero sí somos una alternativa para las personas que creen en nuestros tratamientos que impulsamos basándonos de los que nos provee la madre naturaleza, de no tener resultados nuestras prácticas, la gente no acudiera ante nosotros que no necesitamos publicidad para atraer pacientes", señala Jorge Ramírez, miembro de la Centro de Medicina Tradicional de Santa Cruz, (CEMETRA), que aglutina a por lo menos 100 médicos artesanales de la capital y provincias.

No obstante, esta agrupación ha establecido una serie de centros de medicina natural en diferentes puntos de la ciudad, donde la asistencia se basa en prácticas no invasivas teniendo como su principal aliado plantas y hierbas medicinales además de diferentes prácticas o terapias tradicionales como la reflexoterapia, geoterapia y una serie de masajes.

Se puede decir que la demanda hacia los mismos tienen las mismas o mayores dimensiones que cualquier centro del sistema de salud pública ya que son tan requeridos que la gente se va a las provincias o llega desde allá para buscar este tipo de atención.

Hay gente que no subestima lo natural para sanarse. "Le tengo mucha fe a estos tratamientos, pues llegué a sentirme al borde de la muerte y logré superarme de un tumor maligno que afectó mi rostro y hoy puedo decir que estoy sana o por lo menos recuperada", expresó Eloísa Campero, que llegó desde la provincia Cordillera, hasta el centro medicinal Cemetra, donde ofrecen diversos tipos de tratamientos para este y otros males crónicos como gastritis, diabetes, y pancreatitis, entre una larga lista de afecciones a órganos vitales, como el hígado y riñones.

"Soy respetuoso del trabajo y la formación de los médicos profesionales que se formaron y especializaron en el cuerpo humano, pero creo que no se deben subestimar este tipo de acciones y tratamientos que realiza mucha gente, basándose en productos naturales los cuales pueden ser un buen aporte de la medicina boliviana y una prueba de esto es que hoy la medicina tradicional es reconocida mediante ley por el Ministerio de Salud", señaló Ramírez.

Coincide con él Miguel Ardaya, quien ha dedicado parte de su vida a estudiar botánica y bioquímica con la finalidad de hallar un tratamiento efectivo contra el cáncer, pues afirma que es uno de sus sueños luego de haber perdido a sus padres.

Según afirma, este sueño está por hacerse realidad o al menos ha logrado hacer un aporte a su comunidad en la zona de Villa Montes, donde ha preparado un suero en base a hierbas y productos naturales que complementan y son de vital ayuda a los pacientes que tienen esta enfermedad.

"Es un trabajo arduo que se ha plasmado y que está dando resultados, prueba de ello es que estamos reuniendo firmas con la población para que los logros que hemos conseguido con un paciente desahuciado, sean conocidos por la sociedad entera", señaló el hombre, que de acuerdo a otros pobladores ha realizado prácticas medicinales que han ayudado a sobrellevar otros males de temporada como el dengue.

"Quizás él no tenga la cura a las enfermedades pero tiene tratamientos que ayudan a sobrellevar las enfermedades y aportan a la recuperación de los enfermos" señaló un padre de familia que da fe del trabajo de Ardaya en favor de esta comunidad.

No obstante este afirma haber sido invitado por el Ministerio de Salud, que estaría interesado en conocer sus tratamientos a fin de ser articulados a una campaña de medicina tradicional que se pretende implementar contra epidemias de temporada como el dengue y el chikungunya.

Destacan aporte a la medicina y a la preservación de culturas. En este sentido, el encargado de coordinar y procesar el registro de médicos naturales en el Sedes, Carlos Ayala, destacó los grandes avances que se ha logrado en diversos municipios y en capitales para lograr la articulación de estos médicos.

No obstante destaca el caso singular en la provincia Guarayos, en la comunidad de San Pablo, donde se gesta el funcionamiento de una Casa Materna, es decir una especie de maternidad que se ajusta a las costumbres ancestrales de esta cultura, con la tenencia de hijos gracias a la ayuda de matronas o también llamadas parteras."El aporte que hacen estas personas debe ser incluido en las políticas de nuestros gobernantes para que no desaparezcan y tomando en cuenta el apoyo que brindan a la medicina profesional que hoy valora su trabajo", señaló.

Datos
El sector se impulsa desde 1987

El Instituto Boliviano de Medicina Tradicional Kallawaya (INBOMETRAKA) nació el 9 de abril de 1987 en el contexto de las luchas por la despenalización de la medicina, la herbolaria y la espiritualidad andina en el país. Su creación se gesta en un momento coyuntural: Tres años después de que el Kallawaya y médico cirujano, Wálter Álvarez Quispe, consolide la despenalización de la medicina tradicional por primera vez en América Latina.

Una vez organizada la institución se dedicó a capacitar a los médicos indígenas del país y participar en numerosas reuniones donde los practicantes se reunían e intercambiaban conocimientos. Este mecanismo, estuvo destinado a preservar las medicinas tradicionales fortaleciéndola ante la amenaza biomédica que a través de sus instituciones intentó frenar el reconocimiento de la importancia de los saberes médicos y herbolarios ancestrales. Lo que significa que en la dinámica del intercambio de saberes se produjo la capacitación y la toma de conciencia de la libertad de las prácticas médica y herbolarias indígenas.

Últimamente, las disposiciones jurídicas del INBOMETRAKA sirvieron como sustento para la preparación de la carpeta presentada ante la Unesco para la declaratoria de la cosmovisión Kallawaya como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, declaración concretada en París el 7 de noviembre de 2003. Sus miembros son actores decisivos para la elaboración de la carpeta y este logro patrimonial para el país.

Punto de vista

Es necesario una mejor capacitación del sector"

René Bilbao
Director del Fesirmes

Las operaciones realizadas por el sector de personas que comprenden el área de la medicina tradicional que es reconocida por el Estado, también es reconocida por el sector de profesionales médicos.

Sin embargo, creemos que es necesario una mejor capacitación de estas personas que se acogen a tratamientos y prácticas basadas en productos naturales para evitar problemas con la salud de los pacientes a fin de que sean una herramienta para mejorar la salud de los pacientes y no para deteriorarla.

En este sentido, es importante que se refuercen las políticas que apuntan a organizarlos y capacitarlos de una mejor manera, pues creemos que aún hace falta una correcta capacitación de estos ante problemas de salud que son complejos y que atañen a nuestra sociedad.

También creo que esto debe ser una responsabilidad compartida entre el sector de naturistas o médicos tradicionales en conjunto con el sistema de salud y la misma sociedad, pues hay casos en los que no se puede apelar a la medicina tradicional y donde solo la ciencia puede intervenir.

Creo que los tratamientos impartidos por estas personas no deben ser invasivos para evitar algún riesgo en la salud de las personas que acuden a estas prácticas.

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