domingo, 9 de febrero de 2014

Leche de burra estimula las defensas contra tuberculosis

Desde hace una semana María Choque, de 45 años, encorvada y con caminar lento, se dirige todas las mañanas al surtidor quemado en la extranca de Río Seco de El Alto para tomar leche de burra recién ordeñada.

"Lavo ropa en el cruce y me dio el aire, me duele la espalda tanto toser, me quedé sin poder hablar, pero al tomar esta leche estoy mejorando”, relata la señora con voz ronca y la mitad de la cara cubierta con una manta. María es una de las personas que aseguran que la leche de burra cura males pulmonares y hasta cura la tuberculosis.
Sin embargo, no hay evidencia científica que acredite que la leche de burra cure la enfermedad. Los pocos estudios realizados en Bolivia al respecto concluyen en que este lácteo, al igual que la savia del tallo de plátano o el propóleo, refuerzan las defensas del organismo, lo que atenúa al virus de la tuberculosis y otros males.
En el puesto callejero de Inés Vega hay vasos, baldes y cuatro burras con sus tres crías. La mañana del 5 de febrero, en una hora, llegaron 16 personas en busca de leche recién ordeñada para calmar sus dolencias, en su mayoría afecciones pulmonares.


Inés Vega vende leche de burra hace 10 años, a dos, cinco y 15 bolivianos según el tamaño del vaso. Con su consumo -asegura- varios de sus clientes "se sanaron” de muchas enfermedades. "Es bueno para todo, sobre todo para el pulmón, riñón, para la anemia, hasta para la próstata”, asegura la mujer de pollera, oriunda de la comunidad de Vilaque, ubicada en la provincia Los Andes.
La vendedora alimenta a sus animales con afrecho y alfalfa para que el lácteo sea de buena calidad. "La burra come de todo, hasta le gusta la carne y la papa”, comenta. Agrega que hay que ordeñar adecuadamente y tratar bien al animal, caso contrario, la burra "se enoja y se vuelve agresiva. Patea fuerte y hasta muerde”, dice mientras muestra un moretón en su pierna izquierda.

Otro de los clientes asiduos es el chofer Daniel Torres, quien antes de empezar a trabajar acude a tomar todos los "sagrados” días un vaso de cinco bolivianos del lácteo. "Yo no estoy bajo tierra gracias a esta leche. No hay que ir al doctor, te receta mil cosas y no te hacen nada; en cambio, esta leche te sana rapidito”, dice.
Vega recomienda que el enfermo debe ingerir la leche por un período mínimo de dos semanas durante todos los días, en un mismo horario. Es preferible hacerlo inmediatamente después de ordeñar al animal.

Dos galenos entrevistados por este medio coincidieron en que en Bolivia no existen estudios sobre la leche de burra; sin embargo, creen que tiene las mismas propiedades que la leche materna.

Según la jefa de laboratorio de tuberculosis del Instituto Nacional de Laboratorios en Salud (Inlasa), Mirtha Camacho, para determinar las propiedades del lácteo, los estudios se deben realizar inmediatamente después de ordeñar al animal, antes de que mueran los macrófagos (células del sistema inmunitario). "Eso quiere decir que la burra tiene que estar cerca del laboratorio”, explicó.
A su vez, el paciente debe tomar la leche de burra todos los días bajo el control de especialistas para elaborar un estudio.
Sin embargo, la discriminación que sufren los enfermos de tuberculosis dificulta la investigación pues ellos prefieren mantener el anonimato, dijo la presidenta de la Asociación de Pacientes con Tuberculosis, Eva Limachi.
La periodista de este medio consumió un vaso pequeño de leche blanca y caliente recién ordeñada. El sabor del lácteo es menos dulce que el de la vaca y de consistencia más acuosa. "Te aseguro que en todo el día vas a tener más energía para trabajar”, dijo Vega.

Savia de plátano
Los pobladores de los Yungas que sufren de tuberculosis tienen la creencia de que la savia del tronco de plátano cura el mal. La tesis de Patricia Gómez en la carrera de Bioquímica de la Universidad Mayor de San Andrés, en 1992, estudió el efecto de ese vegetal sobre la enfermedad.
Concluyó que la savia no disminuye los efectos de la bacteria de la tuberculosis, la Mycobacterium; sin embargo, aumenta las defensas del cuerpo humano, lo que hace que el microorganismo se aletargue. "Con la savia del plátano, la bacteria sigue intacta, pero aumenta las defensas del sistema inmunológico. Entonces la persona controla la infección y el bacilo de la tuberculosis queda dormido”, sostuvo Camacho.
Otro de los productos que es inmunomodulador (capaz de modificar una o más funciones del sistema inmunológico) es el propóleo, según otra investigación realizada por Jorge Rocha. "Hemos hecho actuar al propóleo a diferentes concentraciones sobre la bacteria de tuberculosis y se observó que la adormece”, explicó Camacho la jefa de laboratorio de Inlasa.

Savia de plátano
Tesis Si desea leer la tesis de la savia de plátano y la tuberculosis de Patricia Gómez puede buscarla en la biblioteca de la carrera de Bioquímica de la UMSA con el nombre de "Actividad inmunomoduladora de la savia de musa paradisiaca”.
Método Se cortaron con machetes los tallos del árbol, se procedió a la comprensión manual, se obtuvo un líquido marrón claro que fue colectado en recipientes. Se hizo la filtración del producto, se congeló a 20 grados bajo cero para utilizarlo en pruebas preliminares.

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