sábado, 23 de noviembre de 2013

Elaboran esencias curativas a base de flores bolivianas

Kantuta es la flor sagrada de los incas, representa la dignidad y el respeto, y Teresa Alem Rojo la utiliza para la primera esencia floral que elaboró después de descubrir y trabajar sus propiedades curativas en el ámbito físico y emocional, siguiendo el mismo patrón de las conocidas esencias florales de Edward Bach.
La esencia lograda a partir de la kantuta limpia tumores, heridas y cualquier molestia en los ojos. Pero no es la única flor elegida a lo largo y ancho del ecosistema boliviano por la investigadora de terapias naturales.
Teresa indagó hasta lograr un set de 12 variedades florales de los Andes, Amazonas y el Chaco: abundancia, retama, millmi, chirimuju, ceibo, coca, kantuta, maracuyá, rúcula, elíxir de resina, sangre de grado y elíxir de puya raimondi. A ellas se añade el tabaco, que es el equivalente al "rescue” de las flores de Bach (que se utiliza en situaciones extremas) y otras dos del exterior: la malva (del mediterráneo) y la bauhinia (australiana).
Uno de los principios fundamentales de la esencias florales que cita el libro Cúrese usted mismo de Bach indica que la enfermedad es producto de "una disociación entre el alma y la personalidad”. Son beneficiosas porque "invitan a reconocer los conflictos interiores que vivimos e impulsa a trabajar sobre nosotros mismos”. Se logran "aprendizajes sobre cómo canalizar las emociones para no hacernos daño, más que curaciones”.
La retama es considerada una flor protectora, disipa temores y acompaña en momentos de soledad y búsqueda. En lo físico ayuda a fijar el nitrógeno, limpia la sangre, depura riñones y pulmones. Es especialmente indicada para dolencias del corazón, cuando se tiene mal de Chagas.
La elaboración de las esencias está impregnada con la energía de la planta, el árbol o elementos de la naturaleza, con agua de manantial y la acción de la luz solar y, en algunos casos, de luna llena.
"Lo importante es observar el comportamiento de cada flor: cuándo, dónde, cuáles son sus ciclos de florecer, plenitud y renovación. Se le pide permiso, se le pregunta sus cualidades y se obtienen respuestas, a través de las meditaciones o el péndulo. Cada flor tiene sus propios rituales”, puntualiza Teresa.
Ella trabaja en Cochabamba con el objetivo de beneficiar a la mayor cantidad de personas posible. No tiene intención de patentar sus esencias porque "es un trámite altamente burocrático y tampoco me interesa que se piense que todo se soluciona con las flores. Creo más en los procesos vitales y energéticos de cada persona”. Hoy, a partir de las 10:00, Teresa impartirá un taller en el Tumpa, centro de bienestar y terapia integral, en la calle 6, bloque 94, de la zona Los Pinos.

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